El profeta Habacuc estaba perplejo con la injusticia, iniquidad y opresión que había en Judá. Él cuestionaba a Dios acerca del castigo debido para los corruptos y violentos de su pueblo. ¿Cuántas veces nosotros también cuestionamos y nos lamentamos sobre la situación caótica que enfrentamos en nuestro país?
Pero, felizmente, el profeta no se limitó solo a quejarse. Él aguardó la respuesta del Señor y confió. A pesar de no comprender lo que Dios haría, él alabó al Señor de todo corazón. Sin importar las circunstancias, él tomó la decisión de confiar plenamente en Dios.
Refiriéndose a ese pasaje bíblico, el poeta y compositor cristiano brasileño Stênio Marcius, en su canción «E se«, cuestiona: «¿Y si yo lo perdiera todo? ¿Seguiría alegrándome en Dios?» ¿Qué diríamos tú y yo? ¿En qué se basa nuestra alegría?